sábado, 10 de julio de 2004

Sandra Luna atrae con su mzsica los buenos aires del sur

El Sentinel.com, Florida-USA04

Buenos Aires 7 Ese piropo envuelto en ironma lo ha oído mas de una vez: "La verdad que, para ser mujer, cantas muy bien el tango".
A lo que Sandra Luna reacciona con una carcajada. Casi tan melodiosa como su música.

Pero su risa no es frívola. Luna, una de las principales exponentes de una nueva generacisn de cantantes de tango femeninas, se ha ganado el derecho de empuñar el humor como respuesta al porqué canta en un género tradicionalmente considerado de hombres, pero en el que la mujer siempre ha jugado un rol preponderante.

"Yo tengo un problema muy grande", confiesa Luna una tarde en su antigua casa de la calle Larrea.

"No tengo miedo, y eso es lo que me deja hablar".

Y eso es lo que la deja transmitir el tango canción con fortaleza masculina y sensibilidad femenina, como se aprecia en los temas de su disco Tango Varón (Times Square).

El 16 de julio, en la librería "Books & Books" de Coral Gables, a las 8 p.m., y como parte de una breve gira de conciertos por Estados Unidos que comienza en Nueva York el 14 del mes, Luna demostrara porqué no es ningún naranjo en flor.

En las presentaciones estara acompañada por Ezequiel Mantega, Daniel Ruggiero, y Daniel Pucci.

"Nunca nadie me dijo que esto iba a ser facil, pero yo soy muy cabezadura", dice Luna con buen humor.

"Hoy día, [las mujeres en el tango] estamos ganando la batalla, porque somos mujeres con mucho temperamento, y somos mujeres así, varón, como el tango".

Luna, femenina ella en toda su expresisn, puede que encarne un tercer sexo en la música que nació de las entrepiernas arrabaleras de esta ciudad a fines del siglo XIX, cuando en esa ipoca de parto era bailada por hombres con hombres.

"Creo que el tango es varón. Y creo que, para cantar tango y para tocar tango, tenés que tener esa energía y esas ganas de tirar todo, con esa fuerza que asocian al varón", analiza Luna, de 38 años y madre de Nuria, de 17.

"Hablo de la parte que para las mujeres son los ovarios, y cuando decimos de los hombres, aqui decimos tienen huevos. Bueno, yo tengo las dos cosas".

Tras escuchar ahora a Luna en su primer album de distribución internacional, y el segundo de su carrera, Tango Varón, se entiende por qué habla así.

Voz de pueblo

Nieta de inmigrantes españoles, hija del barrio de Villa Insuperable, Luna creció rodeada de música, si bien nadie en su familia era músico. Tímida por herencia, asomaba otra personalidad cuando le urgía cantar. Y no cantar La gallina turuleca, que estaba de moda, sino tango.

"Yo era cantante. Nunca pensé lo que iba a ser. Es como que nací con el chip puesto, ¿viste?", rememora Luna, que se describe cuando niña como "muy bajita para mi edad, y regordetita", ademas de "insoportablemente seria".

Ya a los seis años, continúa, estudiaba canto, técnica y música. A los siete, la llevaban a la radio, y a los ocho, con un permiso de la policía, trabajaba en cantinas y boliches (clubes) de tango.

A los 11, era invitada para cantar con la orquesta top del momento, la de Héctor Varela; a los 13 salía en la televisión y cumplía con compromisos musicales todos los fines de semana. Con 15 entraba a cantar en la Orquesta de Mariano Mores, y a los 17 se presentaba en Japón. "Y no era de hobby, yo cobraba", aclara Luna. "Siempre viví de esta profesisn".

En el 2000, por fin, Luna lanzó su primer disco, Tangos del alma. Un recital grabado posteriormente en Europa llamarma la atención de un sello discografico holandés, que costearía la produccisn en Buenos Aires de Tango Varón.

Toda su carrera, explica Luna, ha contado con una constante: el respeto por el tango, y la explicación de ello es sencilla.

"El tango es la voz de un pueblo que encierra el género, y tiene que tener fuerza para decir todo lo que este pueblo esta esperando, reflejar la realidad, que fue para lo que sirvió el tango hasta que llegó la dictadura [la última que vivió el país, de 1976 a 1983]", considera.

En el esfuerzo por devolver el tango al sitial en el que una vez estuvo, Luna afirma no estar sola: "Mucha gente esta peleando, gente joven. Venimos empujando, porque acá hubo como un hueco, un vacío, entre los padres de los años 60 y los 70, cuando entró otro tipo de música. Le informaron y le enseñaron al pueblo que el tango era música de nostalgia nada mas. Cuando los de hoy sabemos que no es así".

Aquí no opera un desprecio al recuerdo. Por el contrario. En Tango Varsn, la intérprete honra la agridulce melancolma de clasicos como Lejana tierra mía y Que nadie sepa mi sufrir, pero también devuelve la indignación y la protesta al género en Carritos cartoneros, canción nueva que refleja la realidad de las legiones de pobres que recorren las calles porteñas cada noche y buscan subsistir entre la basura.

En el repertorio que Luna llevará a Miami, incluira también un tango que eriza los pelos y agua los ojos, Fue en el río, sobre los "desaparecidos" durante la dictadura.

"Con muchos tangos, podés ver la historia de la Argentina, y Fue en el río es una canción para no olvidar", dice Luna sobre el tema, que espera incluir en su próximo disco compacto, el cual comenzara a trabajar en marzo.

Por mucho menos que una canción así, se da cuenta, Luna pudo haber perdido la vida en aquella época negra de la historia argentina moderna.

"Si yo hubiera sido grande en los 70, no tengo duda de que hubiera desaparecido, o me hubiera exiliado".

Hubiera dejado huella, sin duda, con alma de varón.

Juan Carlos Pirez-Duthie es periodista puertorriqueqo. Actualmente cursa una maestría en periodismo investigativo en Buenos Aires. Puede escribirle a jcpduthie@yahoo.com

Juan Carlos Pirez-Duthie, Especial para El Sentinel, 10 julio 2004, Buenos Aires, Argentina

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